miércoles, 4 de mayo de 2011

0.2


Como cada domingo, la señora María salió a buscar espárragos. Esta vez, pensó, con un poco de suerte también podría recoger algunas setas, pues había llovido pocos días atrás, dándose la situación perfecta para toparse con los apreciados hongos.

Pero la señora María no tardó en darse cuenta de que no se trataba de un domingo más. De forma repentina, la pobre mujer comenzó a escuchar ruidos extraños en pleno bosque. En un lugar tan silencioso como normalmente era aquel, un sonido parecido al de una gran sucesión de pasos tan sólo podía anunciar una cosa: animales salvajes...peor, animales salvajes hambrientos en busca de una presa débil y fácil de cazar. Desgraciadamente para la señora María, la realidad finalmente tampoco fue mucho mejor que sus peores augurios. Se trataba de humanos enfundados en uniformes militares; seguramente se tratara de soldados....o quizás de terroristas. El terror heló el corazón de la pobre señora María. Sin darse cuenta se había metido de lleno en pleno fuego cruzado entre dos grupos combatientes. No sabía qué hacer, era demasiado vieja para salir corriendo; gritar tampoco parecía una buena opción, aunque su cuerpo se lo pedía, presa del pánico. En esos momentos, su cabeza hervía en actividad, imaginando que es lo que podría estar allí. Por su mente pasaron ideas tan descabelladas como una tercera Guerra Mundial, o incluso una nueva guerra civil…Finalmente, un certero disparo encontró su frente antes de que ella fuera capaz de mover un dedo.

La pobre mujer cayó abatida en el suelo, tal como lo habría hecho un pino talado por manos expertas. Una figura de uniforme mimetizado apareció de repente, saltando de entre la maleza, apuntando con el fusil a la figura caída.

- ¡Te pillé, bastardo hijo de...!, pero, ¿quién coño es esta señora? ¡Eh! ¡Parad todos!, ¡aquí hay una mujer herida!

Los soldados se arremolinaron alrededor de la señora María, que comenzaba a recuperar el conocimiento. Al abrir los ojos, vio una nube de hombres que la observaban preocupados. Se llevó una mano a la frente y solamente noto una diminuta marca en su piel, como si del impacto de una minúscula piedra se tratara.

1 comentario:

  1. jajajaj, muy buena historia, láaaastima que yo ya la conocía, espero que no se base en experiencias vividas, si no pobre señora. Por cierto, gracias por añadirme mi blog a tu lista de blogs, todo un detalle!

    Un abrazo pericu!

    ResponderEliminar